Notas y chacras

La relación chakras / notas musicales

 De Oriente nos viene un saber ancestral que describe ciertas partes del cuerpo como zonas energéticas, los chakras

Estas zonas son descritas probablemente por primera vez en los Upaṇiṣád, libros pertenecientes a una de las primeras manifestaciones literarias conocidas de la humanidad, los Vedas. Pero en la Cábala e incluso en el Islam, concretamente en el Sufismo, también se describen centros energéticos del cuerpo que rigen la vitalidad de los órganos. 

En algunos contextos se asegura que hay una relación entre los siete chakras principales (cinco a lo largo de la columna vertebral, desde el cóccix hasta las cervicales, uno en la zona de la frente y otro en la coronilla) con siete notas musicales; do, re, mi, fa, sol, la y si. Y un octavo chakra por encima de la coronilla, fuera del cuerpo y que se correspondería con el do octava superior del anterior. 

De quienes afirman tal cosa no sé de nadie que dé una explicación coherente. Ni tan siquiera de dónde procede este “conocimiento”. Aunque alguna vez se me ha dicho que viene de muy antiguo. Pero esto realmente no tiene ningún fundamento. Veamos por qué: 

1. De entrada, no se puede generalizar algo que en realidad es muy personal y que está sometido a diferentes influencias, puesto que en cada uno de nosotros existen variantes particulares en la frecuencia vibracional condicionadas al momento del día (no estamos igual a las 11 de la mañana que a las 11 de la noche), a la época del año (no es lo mismo un ambiente frio que uno caluroso), al estado en el que nos encontremos en cada período de nuestra vida, al grado de salud que tengamos… Por lo que las vibraciones de nuestros centros energéticos no solo cambian, sino que pueden ser muy distintas en cada persona. 

Esto, para empezar, ya debería ser suficiente. Pero aun hay más: 

2. Hasta mediados del siglo XX, no se llega a un acuerdo internacional sobre la afinación. Lo cual quiere decir que, hasta ese momento, no se afinaba de igual manera en todas partes. En algunos períodos de la historia de la música la diferencia era tan grande que, por ejemplo, la nota do en una ciudad podía ser la en otra. 

Aun hoy puede haberlas en algunos contextos (orquestas, grupos de cámara…), aunque ya son variantes mínimas respecto al patrón aceptado, que es la nota la a 440 hertzios (Hz). 

Pero esto sólo es aplicable al contexto de la música occidental, porque en otras culturas los patrones de afinación pueden cambiar bastante. 

Así pues, con esta relatividad en la afinación, y sabiendo que el sonido llamado actualmente do, como punto de partida de una determinada escala, no se define claramente hasta hace relativamente poco tiempo, ¿qué criterio se ha utilizado para determinar que es la nota correcta como punto de partida en relación a los chakras

3. Por otro lado está el tipo de escala que pretenden utilizar. Do, re, mi, fa, sol, la, si es una de las tantísimas progresiones de siete notas que puede hacerse combinando tonos y semitonos. Esta progresión en particular es la escala mayor más utilizada en la música occidental. 

Sin embargo, hay otras escalas mayores… y las hay menores también. Existe una inmensa variedad de todo tipo, lo cual amplía mucho la posibilidad de utilizar específicamente progresiones de siete notas. ¿Por qué la secuencia sonora de los chakras de una persona tendría que estar en modo mayor y no en modo menor o en otras formas, en otros matices? 

Y la cosa se puede complicar más aún, ya que esa inmensa cantidad de escalas puede multiplicarse por cada uno de los tonos que podamos determinar. ¿Por qué empezar desde la nota do? ¿Por qué no desde otra nota y crear una progresión a partir de ahí? 

Desde cada nota y desde cada octava podemos volver a configurar una escala nueva. Por lo que las posibilidades son incalculables. 

Parece que los que afirman esto solo conocen la escala de do mayor, ignorando que esta progresión diatónica es parte de una cultura concreta de entre tantas y tan diferentes culturas con sus propias escalas, tesituras, afinaciones… en la mayoría de casos bastante más antiguas y que muchas veces no solo utilizan tonos y semitonos, como es el caso de la música occidental, sino cuartos de tono. 

Entre tal riqueza y variedad de posibilidades ¿cómo se puede afirmar que la escala de do mayor (el modo gregoriano Jónico), respecto al parámetro de afinación actual, es la correcta para determinar algo que, además, está sometido a diferentes variantes? 

Evidentemente que cada chakra tiene una frecuencia vibratoria. Pero ésta no puede ser percibida por el oído humano, ni mesurada de una forma tan simple. 

Y todo esto no tendría mayor importancia si no fuera porque hay quien hace “terapias” (lo digo entre comillas) utilizando diapasones (El diapasón en una pieza de metal en forma de U y con un extremo inferior alargado, que al golpearlo emite un tono (armónico). En los ámbitos musicales se utiliza como sonido de referencia para afinar.  ) de do a si afinados con la referencia de la nota la a 440 Hz y que colocan de la siguiente forma: el do en la zona correspondiente al primer chakra (periné), el re en la zona correspondiente al segundo y así sucesivamente hasta el si

Sé del caso de una persona a la que se le hizo una “terapia” de este tipo. El efecto de aquella sesión alteró tanto su estado físico y mental que durante varias semanas se encontró muy mal. Y tengo referencias de otros casos similares. 

Hay incluso “acupuntores” que hacen resonar las agujas con diapasones, cuando éstas se han insertado en el cuerpo del paciente. En este caso, más aun que en el anterior, pienso que se puede crear un desequilibrio mayor en el organismo, al relacionar los meridianos de acupuntura con frecuencias sonoras sin un criterio coherente. 

Estas prácticas pueden tener como consecuencia la aparición de problemas de mayor o menor magnitud a corto y medio plazo. Y muchas veces puede no haber una relación causa/efecto evidente que ayude a saber qué le está pasando al paciente, lo que representa un problema añadido. 

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