productos de alimentación ecológica

Alimentación ecológica, por sostenibilidad y salud

 La alimentación ecológica (también llamada biológica u orgánica) la forman aquellos productos procedentes de cultivos que no han empleado ni abonos químicos, ni pesticidas, ni transgénicos susceptibles de alterar la salud de los consumidores, del ecosistema local e incluso a nivel global (efecto invernadero, etc.). Dicho en otras palabras, la agricultura ecológica es respetuosa con el medio ambiente, el hombre y los animales. Consumir productos ecológicos conlleva dar una vida más digna a los animales, que no viven hacinados ni sobreexplotados y sin consumir piensos hormonados, transgénicos. 

El último informe del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente indica que casi un tercio de los españoles ha consumido alimentos ecológicos y pone de manifiesto la tendencia al alza en la compra de estos productos. La principal motivación para consumir alimentos orgánicos es la salud y la nutrición, aunque también tiene un gran peso específico el compromiso con la sostenibilidad y el medio ambiente. El mismo estudio refleja que los productos más consumidos son las verduras frescas y la fruta ecológica. 

Lo recomendable sería que toda nuestra alimentación fuese biológica, una posibilidad al alcance de pocos bolsillos. Una manera de iniciarnos en el consumo de productos ecológicos pueden ser el arroz y los cereales integrales, (en la cáscara se pueden acumular residuos químicos). Los frutas y verduras frescas siempre deberían ser de proximidad y de temporada. Un segundo paso sería tomarlas ecológicas en mayor o menor cantidad, dependiendo de las posibilidades económicas. 

El alto precio de estos productos se explica por los mayores cuidados y dedicación que requieren. Provienen de pequeños cultivos, más específicos. La agricultura ecológica emplea la asociación favorable de especies vegetales que trabajan en sinergia junto con insectos benéficos, hongos, lombrices… y las plantas aromáticas, entre otras técnicas, para evitar plagas de insectos. Por el contrario, los grandes monocultivos de la agricultura hegemónica responden a la necesidad de alimentar a un gran número de personas y la rentabilidad económica. Utiliza plaguicidas porque no existe una combinación de especies que garantice el equilibrio del ecosistema y, por lo tanto, son más probables las plagas de un determinado insecto. 

Sea como sea, existen argumentos que niegan que los productos orgánicos sean caros. Por ejemplo, para obtener los mismos nutrientes que aportan dos naranjas de la agricultura convencional, quizás solo sea necesaria una de ecológica. Consumiendo productos no biológicos, el organismo necesita emplear más energía y nutrientes para mantener la salud. También significa un ahorro en medicamentos. 

El consumo de alimentos orgánicos no es una moda. Es el resultado de lo que está provocando en la salud de la Naturaleza la industria que explota latifundios. Es, por tanto, una tendencia que irá a más gracias al cambio de mentalidad que se está produciendo. Apostar por los productos ecológicos es la respuesta a una agresión a nuestra salud que lleva decenios produciéndose y que son una de las causas de cánceres y enfermedades degenerativas. Por mucho que digan, no somos una sociedad más longeva. Nos hemos convertido en una sociedad capaz de mantener a los enfermos vivos durante más tiempo, que es algo bien distinto. 

 Una cuestión de salud 

Los productos ecológicos nos aportan toda la vitalidad del alimento. Del mismo modo que un antibiótico tiene consecuencias en la flora intestinal y el sistema inmunológico de la persona, 

los productos de síntesis también pasan factura en la vitalidad del animal y de la planta. En este sentido es importante tener en cuenta que también nos alimentamos del electromagnetismo de las plantas, como un elemento regenerativo de primer orden, y por eso es tan recomendable comer vegetales crudos. 

Por otra parte, los productos químicos de la agricultura convencional (nitratos, fosfatos, pesticidas, herbicidas, plaguicidas…) pueden tener muy diversas consecuencias en la salud humana. Junto con otros factores como la contaminación atmosférica, pueden abonar el terreno para enfermedades del sistema inmunológico, sistema endocrino y sistema nervioso, además de enfermedades degenerativas como el cáncer. 

Hay que tener en cuenta que los productos de síntesis al primer órganos que dañan es al hígado, que desempeña muchas funciones y es necesario mantenerlo sano para curar cualquier enfermedad. A menudo la persona no termina de encontrarse bien y es porque hay un problema hepático de fondo no siempre evidenciado. De hecho, todo el organismo depende de las cientos de funciones que realiza. 

Los nitratos, por citar un ejemplo, al llegar al organismo se convierten en nitritos que, entre otras cosas, puede alterar la capacidad de la hemoglobina para captar oxígeno. La hemoglobina es la proteína que se encuentra en la sangre, responsable de transportar el oxígeno desde los órganos respiratorios hasta los tejidos y el dióxido de carbono desde los tejidos hasta los pulmones, que lo acabarán eliminando. Una alteración de la hemoglobina puede provocar el desarrollo de enfermedades degenerativas y envejecimiento por la degradación prematura del organismo. 

Para contrarrestar la ingesta de tóxicos, el cuerpo necesita antioxidantes (vitamina A, vitamina C, vitamina E, zinc, selenio, germanio…) además de los emuntorios en buen estado. Algunos de estos nutrientes son necesarios también para el equilibrio del sistema reproductor (como la generación y movilidad de los espermatozoides). Es por eso que los productos de síntesis también pueden tener consecuencias en la fertilidad. 

También hay que tener en cuenta el peligro que corren los agricultores que manipulan estas sustancias químicas y los trabajadores de las industrias que los producen. 

Conciencia medioambiental 

Abonar la tierra con fertilizantes químicos es una práctica que se puede comparar al dopaje en el deporte. A la larga, acaba pasando factura al suelo, que acaba esterilizándolo. Además estas sustancias pasan a las aguas freáticas y son transportadas a ríos y lagos, causando efectos nocivos. Cada vez es más habitual la proliferación de plantas y algas en una exagerada proporción o en espacios que no son los suyos. En muchos casos consumen el oxigeno afectando a los seres vivos del ecosistema y dificultan la entrada de los rayos solares e impiden que las especies autóctonas hagan la fotosíntesis. 

Los apicultores ya hace tiempo que alertan de las consecuencias de plaguicidas y herbicidas. Estos viajan por el aire y sus efectos pueden llegar kilómetros más allá de la superficie cultivada. Las poblaciones de abejas están cayendo en picado y todos sabemos la importancia de esta especie en la polinización. 

Certificación ecológica 

Desde 1991 existe un reglamento europeo que regula la producción ecológica y la transformación y comercialización de estos productos. La norma contempla aspectos como el buen estado del suelo, la no utilización de productos de síntesis, o el hecho de no usar semillas transgénicas. 

En España, el organismo que tiene competencias en esta materia es la Comisión Reguladora de Agricultura Ecológica (CRAE), adscrita al Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente. En parte, sus competencias han sido transferidas a las Comunidades Autónomas, cuyas consejerías de Agricultura tienen organismo de certificación ecológica. El sello de cualquiera de estos organismos tiene validez a escala europea. En nuestro país también hay empresas certificadoras, como Ecovalia y Sohiscert, cuya etiqueta identificativa tiene las mismas garantías. 

Perfil del consumidor español 

El informe del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente antes señalado habla de distintas tipologías de consumidores, según sus actitudes: 

  • Los llamados desimplicados, que consumen por moda, son más jóvenes que el resto, pero su peso específico ha descendido respecto a 2011. 
  • Los ecologistas, preocupados por la conservación del medio ambiente en sus gestos cotidianos y que crecen respecto al estudio anterior, mostrando un incremento en la incorporación de varones. 
  • Los convencidos ocupan la posición más militante y reivindican una alimentación natural y hábitos de vida respetuosos con el medio ambiente. Es el grupo de más larga trayectoria de consumo y en él tienen un mayor peso las mujeres. En términos relativos ha habido un ligero descenso de esta tipología respecto al 2011. 
  • El grupo de los preocupados por la salud, con decisiones de compra basadas en el bienestar, también muestra un ligero descenso, pero ha aumentado el número de hombres que lo integra. 

El perfil de estos consumidores ecológicos, que representa casi un tercio de la población, se resume diciendo que son personas de 44 años de media, con hijos, y donde cada vez gana más protagonismo el varón. 

Si hace cuatro años había una fuerte concentración del consumo en la zona noroeste del país, actualmente el consumo es más homogéneo en todo el territorio español. También ha crecido la frecuencia de consumo y hoy la media es de tomar productos ecológicos dos veces por semana. Aún así, un 25% de los consumidores toman productos orgánicos a diario. Los productos ecológicos ya representan el 28% de los productos adquiridos por estos consumidores. 

Otro hecho destacado es que España es el principal productor europeo de productos biológicos, con una superficie de 1.610.129 hectáreas destinadas a la agricultura ecológica. El consumo de estos productos no para de crecer en nuestro país: en plena crisis económica, el sector ha crecido entre el 10% y el 20%, y se espera que sea así al menos hasta el año 2020, según un estudio realizado por Everis. Sin embargo, España es sobre todo un país exportador. El consumo de productos aquí aún dista mucho de países como Dinamarca, Alemania, Francia o Inglaterra. 

Orígenes de la agricultura ecológica 

El fenómeno de la agricultura ecológica surgió en los años setenta y continuó con fuerza en los años ochenta. Sus buenas prácticas se presentaban como alternativa para hacer frente a los daños que la agricultura hegemónica provocaba en el medio ambiente y la salud. 

Quizás el precedente más conocido de la agricultura ecológica es la agricultura biodinámica, impulsada por Rudolf Steiner, fundador de la Antroposofía, en el primer cuarto del siglo XX. De hecho, la mayoría de las técnicas de la agricultura ecológica son herencia de la agricultura biodinámica. Las teorías de Steiner daban respuesta a las inquietudes de algunos agricultores de la época, que se dieron cuenta de que los fertilizantes químicos, a pesar de hacer aumentar la producción a corto plazo, acababan agotando las tierras. 

Personas, animales y medio ambiente forman parte de un todo interrelacionado en la agricultura biodinámica. Ésta busca el equilibrio entre las especies animales para evitar plagas (microorganismos, insectos y lombrices viven en simbiosis). Emplea la rotación de cultivos y se tienen en cuenta las asociaciones de especies vegetales más favorables. Estudia el ciclo lunar y su influencia en los cultivos, así como los efectos de los planetas según la época del año. Se trata de una filosofía de vida muy profunda en la que también interviene incluso la conciencia espiritual del agricultor. Hay, además un profundo paralelismo entre la agricultura biodinámica y la medicina natural. Ambas evitan los productos químicos. En su lugar, buscan soluciones naturales para favorecer el equilibrio que hará que la tierra se regenere por sí sola o que el cuerpo humano encuentre el camino de la salud. 

Raúl Arqueros 

Profesor de Naturopatía y Musicoterapia en el Centro FAC – Centro Terapéutico Alternativo de Cataluña. También es profesor de música, compositor y presidente de la Associació Salut i Música. Escribe libros y artículos sobre salud y musicoterapia. Como naturópata, ha impartido ponencias, conferencias y talleres en España, Ecuador y Perú relacionados con el arte como recurso terapéutico, la alimentación y la salud en general. 

Compartir en:

Índice de contenidos

Blog Raúl Arqueros

También te puede interesar

Fundamiento de la Naturopatía

Fundamentos de la Naturopatía

La Naturopatía o Medicina naturista se sustenta en tres grandes fundamentos: la alimentación, la Fitoterapia y el trabajo con los cuatro elementos de la Naturaleza.

Aplicaciones de la músicoterapia

Aplicaciones de la musicoterapia

 La musicoterapia es a la vez un camino multidimensional y un vehículo para trabajar problemas, sobre todo, del mundo emocional, pero también de carácter intelectual

Sonido y música en la pedagogía

Sonido y música en pedagogía

 Sobre la pregunta de una estudiante de psicología de la Universidad Inka Garcilaso de la Vega de Lima (Perú) hecha por e-mail a Raúl Arqueros, Presidente

Solicitar Información

Completa el siguiente formulario y me pondré en contacto contigo

* Los campos marcados con asterisco son campos obligatorios.

La comunicación enviada quedará incorporada a un fichero del que es responsable Raúl Arqueros. Esta comunicación se utilizará exclusivamente para tratar sus datos para atender su solicitud, siempre de acuerdo al Reglamento (UE) 2016/679 (RGPD), la Ley Orgánica 3/2018 (LOPD-GDD) y el Real Decreto 1720/2007 de desarrollo de la LOPD), sobre protección de datos. Sus datos no se comunicarán a terceros, excepto por obligación legal, y se mantendrán mientras no solicite su cancelación. En cualquier momento usted puede ejercer los derechos de acceso, rectificación, portabilidad y oposición, o si procede, a la limitación y/o cancelación del tratamiento, comunicándolo por escrito, indicando sus datos personales a contacto@raularqueros.com